'Y vuelves a atrapar mi tristeza para esconderla en tu bolsillo, para alejarla de mí... De nuevo has sembrado el jardín de mis pesadillas con nuevos sueños, con otras esperanzas. Y yo sigo llena de amor por todo aquello que te pertenece, llena de celos por todo lo que te roza y me quita un trocito de ti... Y tú sigues aquí, entregándome la vida en cada suspiro, suplicando mis besos sin saber que ni siquiera tienes que pedirlos... Porque son tuyos, porque yo ya no soy mía, sino tuya'

jueves, 12 de mayo de 2011

Estaba sola, rodeada de gente pero al fin y al cabo sola. La música estaba alta y yo solo hacía pensar en él. Me lo imaginaba a mi lado, hablando, bailando y riéndonos mientras nuestras miradas se cruzaban. La tarde estaba acabando y a medida que pasaba el tiempo más ganas tenía de verlo. De repente alguien me rodeó la cintura por la espalda. Me giré asustada y me lo encontré a él, a tan solo un metro de mí, mirándome a los ojos y sonriéndome con esa sonrisa que tanto me gusta. Nos quedamos así uno segundos, mirándonos sin decir nada peor diciéndolo todo a la vez. Me llevó a una esquina y allí me dijo: espero que esto responda a tu pregunta, y me besó. Suave, lento pero profundo. Un beso corto pero inmejorable. Había entendido la respuesta a la perfección pero le dije que no, solo quería que ese momento se repitiera. El entendió mi astucia, pero también quería repetirlo. Una buena noche sin ninguna duda, si no hubiese despertado y descubierto que todo había sido un sueño.

No hay comentarios: