¡Qué otoño tan complicado! Aunque, claro, no más complicado que tú. Vuelves, te vas y te vuelves a marchar. No sé por qué aguanto tanta tontería... Sólo sé que me encantas, que me gustas, que sólo hago que pensar y pensar en ti, que cada vez que te veo me muero de ganas de saltar encima de ti y de besarte, de gritarle al mundo entero lo mucho que me gustaría estar contigo, y que, a la vez, te odio. Mucho. Por no decir muchísimo. Desde aquella última vez que estuvimos juntos, lo único que has sabido hacer es pasar de mí... Y sé que soy tan tonta que, si algún día vuelves pidiéndome que esté contigo, lo haré. Lo haré porque creo... porque creo que Te quiero.
Cristina